“Se necesita un pueblo entero para educar a un niño”
(Proverbio africano, lema de “Escuelas Aceleradas”)
Al tratarse de una acción directa en el aula y en el centro (con grandes intenciones e implicaciones para el conjunto del barrio, el entorno, las familias y el alumnado) la intención aquí va a ser siempre marcar un camino a seguir, una serie de posibilidades formativas y participativas que se abren a toda aquella persona que quiera colaborar en nuestro centro. Si conseguimos día tras día ir consensuando nuevas formas de actuación y de interacción, si vamos cumpliendo poco a poco el objetivo de elevar la formación académica de nuestro alumnado, si el entorno se va convirtiendo en un entorno de aprendizaje… este es un proceso que nunca deberíamos abandonar.
Volvemos a recordar aquí las utopías presentes en muchos momentos de este proyecto. Debemos tender a que la totalidad de nuestro alumnado triunfe académicamente, que todos los familiares y personas del barrio colaboren en el centro, que se participe de forma democrática y se tomen decisiones consensuadas, que cada vez haya más personas ilusionadas en cambiar, mejorar, aprender, transformar… Nunca será suficiente el nivel de nuestro alumnado, ni la participación, ni la democracia, el grado de atención a la diversidad… Nunca podremos afirmar que ya tenemos la democracia en nuestro centro o que hemos tomado todas las decisiones que debíamos tomar, nunca será suficiente la participación, la apertura y la inclusión de recursos. Son caminos a seguir, son formas de entender el aprendizaje, formas de entender nuestro trabajo, nuestra familia, nuestras interacciones… Todo esto son cosas que se van consiguiendo día a día, que se construyen constantemente, se tienen en cuenta en cada una de las actividades que desarrollamos. Este proyecto marca un camino que nos guíe. De nosotros depende que nos conduzca a la mejora.
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